Rodolfo Neri Vela
A
30 años de la llegada al espacio del primer astronauta mexicano, conoce
algunas curiosidades acerca de los viajes espaciales que el Dr. Rodolfo
Neri Vela descubrió durante su misión.
En 2015 se cumplen 30 años de la misión espacial más importante para México y América Latina. Rodolfo Neri Vela,
un Ingeniero en Telecomunicaciones nacido en uno de los estados más
pobres de la república mexicana, sería el protagonista de tan
inolvidable historia.
El Dr. Rodolfo Neri Vela fue el primer astronauta mexicano, quien el 26 de noviembre de 1985 despegó a bordo del transbordador espacial Atlantis.
El Gobierno de los Estados Unidos de América realizó una invitación al Gobierno de México para seleccionar al primer astronauta mexicano
que viajaría al espacio. Así, se lanzó la convocatoria, asesorada como
era de esperarse por la NASA, para dar a conocer los requisitos que
debían cubrir los posibles candidatos. Cientos de profesionistas
respondieron a la convocatoria. Sin embargo, los estudios de posgrado y
la experiencia en investigación y docencia acumulada por el Dr. Rodolfo
Neri Vela en el campo de las Telecomunicaciones lograron convertirlo en
el mejor candidato que el pueblo mexicano podía ofrecer.
Quienes hemos tenido la fortuna de asistir a alguna de las charlas en
las que participa del Dr. Neri Vela sabemos que aquel, es el tiempo
mejor invertido de nuestras vidas. La historia sobre su viaje al espacio
logra cautivar a todos los asistentes convirtiéndolos en niños otra
vez. Pensar que esa persona allí parada frente a ti ha logrado
realizar el sueño de millones permite creer de nuevo que cualquier cosa
es posible.
Después de escuchar su historia de vida y de cómo consiguió
convertirse en el primer astronauta mexicano, fue muy interesante
escuchar algunos datos curiosos sobre la misión espacial en sí misma. A
30 años de tan importante suceso, estos son algunos de ellos.
Las insignias o parches
Cada misión tripulada que se lanza al espacio requiere de una
selección cuidadosa de los astronautas que la conformarán. Antes del
despegue, este grupo de astronautas trabaja junto a un diseñador gráfico
de la NASA para crear un parche o insignia que represente a la
tripulación y su misión. El parche de la misión incluye todos
los nombres de la tripulación y el diseño gráfico representa los
aspectos de la misión y de la vida de la tripulación que son más
importantes. Por ejemplo: los símbolos patrios o banderas de los tripulantes, el transbordador espacial, el orbitador, la Estación Espacial Internacional, e incluso símbolos que representan a los colegas caídos.
Así, cada misión tiene un único parche que los tripulantes visten en
todos sus trajes. En el parche de la Misión STS-61-B se puede observar
la bandera de México y el primer apellido de nuestro digno
representante.
Los viajes a la Luna
Uno pensaría que los aterrizajes en la Luna están a la orden del día y
que muchos astronautas lo han hecho, pero la verdad es que no. El último viaje que se realizó a la Luna
fue en el año de 1972 a bordo del Apollo 17, tres años y cinco misiones
después del inolvidable aterrizaje de Armstrong. Pero entonces ¿a dónde
van?
Las naves que se lanzan al espacio en realidad terminan dando vueltas alrededor de la tierra por lo que, comúnmente se les conoce como Orbitadores. Estas naves tienen la apariencia de un avión y están equipadas para aterrizar perfectamente en una pista a su regreso del viaje espacial.
El último viaje que se realizó a la Luna fue en el año de 1972.
Las naves que se lanzan al espacio en realidad terminan dando vueltas alrededor de la tierra por lo que, comúnmente se les conoce como Orbitadores. Estas naves tienen la apariencia de un avión y están equipadas para aterrizar perfectamente en una pista a su regreso del viaje espacial.
Los transbordadores espaciales
están compuestos por tres elementos principales: (1) los dos cohetes de
combustible sólido que proporcionan el 80% de lanzamiento de empuje;
(2) el enorme tanque externo color óxido que alimenta de combustible a
los tres motores principales del transbordador espacial durante el
lanzamiento; y (3) el orbitador en sí mismo, que sirve de hogar para la tripulación en el espacio y está equipado para acoplarse con la Estación Espacial Internacional.
En toda la historia de la NASA se han creado sólo seis orbitadores: Enterprise, Columbia, Challenger, Discovery, Atlantis y Endeavour;
aunque sólo los cinco últimos han logrado llegar al Espacio. Girando
alrededor de la Tierra, los orbitadores permiten a la tripulación
experimentar un estado de ingravidez (o gravedad cero) que, a su vez,
permite estudiar los efectos de esta falta de gravedad en el cuerpo
humano.
El cuerpo humano en el espacio
Como mencionamos en el punto anterior, al estar girando alrededor de
la tierra se consigue un estado de ingravidez pero, ¿qué pasa en el
cuerpo humano ante tal situación?
La gravedad es una fuerza que le dice a nuestro cuerpo cómo debe actuar. Por ejemplo, le dice a los músculos y los huesos lo fuertes que deben ser. Sin embargo, en gravedad cero los músculos se atrofian rápidamente, porque el cuerpo percibe que no los necesita. Los músculos que se usan para luchar contra la gravedad —como los de las pantorrillas y la columna vertebral, que mantienen nuestra postura— pueden perder alrededor de un 20% de su masa si no se utilizan. La masa muscular puede desaparecer a una velocidad tan alta como 5% a la semana.
En gravedad cero, nuestros músculos, huesos y corazón pueden llegar a sufrir fuertes daños.
La gravedad es una fuerza que le dice a nuestro cuerpo cómo debe actuar. Por ejemplo, le dice a los músculos y los huesos lo fuertes que deben ser. Sin embargo, en gravedad cero los músculos se atrofian rápidamente, porque el cuerpo percibe que no los necesita. Los músculos que se usan para luchar contra la gravedad —como los de las pantorrillas y la columna vertebral, que mantienen nuestra postura— pueden perder alrededor de un 20% de su masa si no se utilizan. La masa muscular puede desaparecer a una velocidad tan alta como 5% a la semana.
Para los huesos, la pérdida puede ser aún más extrema. Los huesos en
el espacio se atrofian a una velocidad de alrededor de 1% al mes, y los
cálculos sugieren que la pérdida total puede alcanzar los 40% o 60%.
Además puede existir desmineralización del hueso, incremento de cálculos
renales y puede provocar fracturas después del aterrizaje.
En el espacio, los astronautas pueden perder hasta un 22% de su volumen de sangre en sólo dos días.
La sangre también reciente la gravedad.
En la Tierra, la presión sanguínea de una persona puede ser de 119/79;
en el espacio la presión sanguínea se equilibra a 100 en todo el cuerpo.
Esto provoca que el rostro de los astronautas se llene de líquido y,
por lo tanto, se hinche, y que sus piernas, que pueden perder hasta un
litro de líquido cada una, se adelgacen. Esta situación envía una señal
errónea: demasiada presión sanguínea en la cabeza significa que tenemos
mucha sangre en el cuerpo. Después de dos o tres días de ingravidez, los astronautas pueden perder hasta un 22% de su volumen de sangre. A su vez, esto provoca que el corazón no necesite bombear tanta sangre y termine reduciendo su tamaño.
La clave para reducir estos efectos es el ejercicio.
Los astronautas deben ejercitarse diariamente; sin embargo, en el
espacio se requiere añadir cierto peso para generar resistencia a la
falta de gravedad. La NASA siempre está en busca de nuevos dispositivos
que les permitan frenar los duros efectos de la ingravidez en el espacio
para, en un futuro, lograr viajes espaciales más largos.
La hora de la comida
De acuerdo con el Dr. Neri Vela, y según lo manifiestan algunas referencias en los documentos de la NASA, las tortillas son el alimento preferido en los vuelos espaciales desde 1985. La petición era clara: ningún mexicano podía ir al espacio si no llevaba su correspondiente dotación de tortillas.
Y así fue como, de una anécdota cómica, las tortillas pasaron a ser
alimento base en la dieta de los astronautas hasta el día de hoy.
Además del aporte nutrimental, las tortillas llegaron a solucionar un grave problema de seguridad.
Los científicos descubrieron que cuando llevaban pan al espacio, las
migas que se generaban al morderlo viajaban a través de la nave y
terminaban depositándose en las pequeñas ranuras de los aparatos y
dispositivos que allí se encontraban, pudiendo provocar fallas en alguno
de ellos y, en el peor de los casos, poner en riesgo la misión en sí
misma. Con las tortillas esto no sucedía.
Por supuesto que las tortillas que se llevan al espacio no son las
mismas tortillas que compras en la esquina de tu casa. Las tortillas
mejoradas por la NASA están desarrolladas para su uso dentro del
Transbordador Espacial en misiones de longitud extendida. Estas
tortillas se estabilizan mediante una combinación de envasado en
atmósfera modificada, pH (acidez), y actividad de agua. Así, el
crecimiento del moho se inhibía mediante la eliminación de oxígeno desde
el paquete, prolongando su vida para los viajes largos.
El amaranto, un superalimento que en la época
prehispánica era conocido como el alimento de dioses, fue incorporado en
el mismo año (1985) por su excelente aporte de proteínas, minerales y
vitaminas además, mediante su cultivo —experimento realizado por el Dr.
Neri Vela durante su misión— logró absorber el CO2, producir oxígeno y
proveer de agua a la tripulación del transbordador espacial.
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