RADIOTELESCOPIOS

EL OJO HUMANO es sensible a una banda muy estrecha de las ondas electromagnéticas: la comprendida entre 0,4 y 0,8 µm, que se denomina banda de la luz visible y que constituye la llamada "ventana óptica" al cosmos, la única utilizable hasta hace unas pocas décadas. Pero, en realidad, las ondas electromagnéticas se extienden desde las brevísimas longitudes de onda de los rayos gamma (del orden de milmilloné- simas de milímetro) hasta los miles de metros de las ondas de radio. La fotografía, en uso astronómico desde hace poco más de un siglo, además de ofrecer otras muchas ventajas había ampliado un poco la "ventana óptica". Para captar las ondas muy cortas, como los rayos gamma y X, que quedan completamente bloqueadas por la atmósfera, ha sido preciso esperar hasta el inicio de la era espacial La "ventana radio", por su parte, que se extiende en longitud de onda desde un milímetro hasta una decena de metros, tras las observaciones pioneras de los años 30 ha comenzado a abrirse hace apenas cuarenta años, con la aparición de los radiotelescopios.

¿Cómo funciona un radiotelescopio? 

Los principios básicos de funcionamiento de un radiotelescopio son muy similares a los de los telescopios ópticos reflectores. Los tipos más comunes de radiotelescopios están compuestos por un gran plato que actúa de reflector de las ondas de radio, focalizándolas en un punto que contiene los detectores de radiofrecuencias. La pequeña corriente producida por la radiación concentrada en el foco se amplifica en un receptor de radio, de forma que pueda ser medida y registrada. A continuación se emplean filtros electrónicos para amplificar selectivamente determinados intervalos de frecuencia que se denominan habitualmente bandas. Incluso se pueden utilizar complejas técnicas de procesamiento de datos para detectar simultáneamente miles de estrechas bandas de frecuencias. De esta forma se puede analizar la distribución espectral de la radiación. Como veremos más adelante, la intensidad relativa de la radiación en distintas frecuencias y su polarización nos permite averiguar muchas cosas sobre la naturaleza de las fuentes de ondas de radio. Los radiotelescopios tienen un bajo poder de resolución. Si recordamos la sección anterior, la resolución era directamente proporcional a la longitud de onda dividido entre el diámetro del recolector de fotones. Las ondas de radio tienen una longitud de onda típicamente cien mil veces mayor que la luz visible, por lo que, si un radiotelescopio tuviese el mismo diámetro que un telescopio óptico su poder de resolución sería también cien mil veces menor. Por ejemplo, para que un radiotelescopio tuviese el mismo poder de resolución que un telescopio óptico de 5 m, su diámetro debería ser cien mil veces el diámetro de este telescopio, es decir, alrededor de 500 km. Evidentemente, esto no es factible pero los radioastrónomos han buscado una solución al problema de la resolución angular: la interferometría. 


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